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HURGANDO. SAN PABLO LINDO... Julio César Hernández Carrera




Julio César Hernández Carrera

La historia, permite a quienes se preparan para estudiarla, manipular al tiempo para sacar lo mejor y se quede en lo imborrable, eso me sucede, cada vez que abordo el tema de mi San Pablo querido, capital del municipio Arístides Bastidas, una bella porción geográfica que comenzó a sobresalir desde el año 1850, cuando los hermanos Lizarraga compran un lote de tierra que abarcaba los municipios Bruzual (concretamente Campo Elías), Sucre y Bolívar (Cocorote), y parte de la Sierra de Aroa; esas tierras se dedicaron al cultivo de maíz, caña de azúcar,café y ganadería, por lo que se requería de mucha manos de obra con lo cual la economía se fortaleció, por ello se fundaron una serie de caseríos, como Las Tres Topias, Bucaral, Macanillal, La Cumbre, Santa Elena, Higueron, Naranjal, La Pica, La Mata, Las Mercedes, La Carretera, Guararute, La Gotera y otros. 

Los fundadores del emporio económico fueron: El General, Pedro Lizarraga y el médico, Luis Lizarraga, quien lleno del pensamiento hipocrático y Samaritano se desplazaba por los distintos caminos de San Pablo a lomo de caballo para atender a los enfermos a quiénes les regalaba hasta las medicinas, con lo cual esos parroquianos estaban en situación de privilegios por las condiciones precarias de la época.

En éste mes de septiembre se permite asomarse en la mente de muchos san pableños gratos recuerdos por la celebración de las fiestas patronales en honor a la Virgen de Las Mercedes, tiempo en el cual se producían los estrenos de la ropa de vestir, producto del ahorro del exíguo salario que ganaban por las faenas en el campo. La explotación de la tierra por los Lizarraga duró hasta 1960, cuando el presidente Rómulo Betancourt las expropió cancelando por ellas precios razonables, previo avalúo. 

En nuestra infancia y adolescencia estuvimos en la laguna de corosal, ubicada en el extremo Sur-Este, en tierra de los Lizarraga, años 40 y 50 a donde iban las mujeres de la época, con bateas en la cabeza, llenas de ropa para lavar, utilizando el limpión producido por una planta de enredadera, la parapara fruto de un árbol y huesos de costillas del ganado vacuno; esa laguna era cuidada por un señor que se llamó Margarito López. 

Desde nuestra casa materna, en la calle nueva, era frecuente ver el bello arcoiris por la laguna corosal sobre lo cual nuestra madre Jacinta Carrera y tía Regina comentaban: "Papá Dios está comunicándose desde el cielo con la tierra". En estos días también llegan a nuestras mente los recuerdos de mamá Cruz, la inolvidable partera de la calle nueva vestida con ropas que le llegaban hasta los tobillos y camiseros manga largas, a esta señora de muchos años de muerta aún no se le ha testimoniado el valor de aquel encomiable trabajo. 

No puedo concluir esta crónica que sale de mi corazón, sin referirme a la Gloriosa Escuela Nacional Graduada "Carmelo Fernández" que funcionaba en una espaciosa casa colonial, propiedad de Don Concho Sira, que lamentablemente fue derrumbada, a pesar de ser un patrimonio histórico cultural. Por ésa escuela pasaron "maestros de maestros", llenos de una gran sensibilidad humano-creativa, como Mercedes Catalina Parra de Álvarez, Cecilia Bazán de Segura, Carmen Velásquez de Sosa, Eustorgio Mogollón, Alicia Orellana, entre otras. Como estos, son muchos los recuerdos que debemos empeñarnos en repetir para que no se olviden y seguir demostrando que es necesario recordarlos y valorarlos por encima de los avances tecno-científicos del presente.

Esta crónica la dedico con ferviente pasión al Dr. Diógenes Antonio Hernández, lng. Joel Vargas y a la Sra. Zenaida Granados.

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